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  • jueves, 10 de febrero de 2011

    novedades de editorial atlantis


    El libro de Carmen Baena, de profesión médico forense, está a medio camino entre la autobiografía, la crónica de sucesos y la novela negra. Por sus páginas la autora va narrando la experiencia de Marisol, su alter ego, en esa labor de levantar cadáveres, pasar consulta de lesionados e informar sobre las causas de la defunción de los cuerpos entregados a su examen. Y es precisamente ahí, en ese trabajo donde la muerte presenta su rostro más descarnado, en ocasiones consecuencia de odio, ira o ambición, y hace aparecer la miseria humana en su expresión más pura y, valga la expresión, descarnada.

    Los casos que nos relata Baena nos hacen reflexionar en primer lugar sobre la fina frontera que separa la vida de la muerte y cómo, una vez producida ésta, nos vemos reducidos a pura materia en descomposición que hay que meter en un congelador o cubrir con dos palmos de tierra cuanto antes para evitar que hieda. Es bueno enfrentarnos a esa realidad que nos acompaña desde que nacemos, y las pormenorizadas descripciones de la autora cargadas de precisión científica, al tiempo que de humanidad y, si se me permite decirlo, de caridad, nos llevan de cabeza a ello.

    Pero el libro es mucho más que eso. Nos ofrece una atalaya desde donde divisar lo más profundo y escondido del ser humano. La ambición, la ocultación, la envidia, asoman por sus páginas como el verdadero motor que mueve el mundo, los hilos de las marionetas que sacuden con su pulsión a nuestros cuerpos sobrecargados de vísceras y huesos. La autora nos muestra las huellas que tales pasiones han dejado de forma indeleble en los cadáveres sometidos a su labor profesional. Porque en medio del vocabulario y la jerga forense, por otra parte perfectamente entendible, Carmen tiene la virtud de, con una frase o una palabra, levantar el telón y mostrarnos a la oculta tramoya y al apuntador que, agazapado en su concha, dicta las acciones y los gestos que el público asistente ve en ese teatro que es la vida.

    El último de los casos relatados en el libro, el del moro, es el que contiene mayor densidad narrativa, vaciado personal de la autora y una radiografía más fiel del universo desconocido, esotérico y distante en que se mueve la justicia, y de esa actividad, la de la Medicina Forense, tan estrechamente unida a ella. El abuso de poder que permite la jerarquía, la ocultación, el deseo, la manipulación y el silencio cómplice campan a sus anchas por los capítulos que nos describen la autopsia que Marisol le practica al cadáver del moro, y las circunstancias que la acompañan. La sinceridad que rezuman esas páginas conmueve al lector y le obliga a implicarse en la trama.

    Siempre he pensado que para medir la bondad de un libro es importante, al terminarlo, mediatar, dejando aparte el entretenimiento que nos ha dado, lo que nos ha aportado y enriquecido. Y en este aspecto justo es reconocer que Descansen en paz pasa el examen con nota. Has elegido un buen título, apreciada Carmen, lástima que cuando uno llega a la última frase de las ciento noventa y nueve páginas de tu relato, que has concluido con un "nadie quiso saber nada", piense que esa expresión de "descansen en paz" no es precisamente la sensación que deja tu obra en quien la ha leído, una sensación que tiene de todo excepto tranquilidad y paz.

    Crítica de "La Malvadez" (Juan Carlos Ordoñez, Ediciones Atlantis) por José Vaccaro Ruiz

    El libro de Juan Carlos Ordóñez es difícilmente clasificable como género, tanto como inútil buscar en el diccionario la palabra "malvadez". Poesía, narrativa, greguería, sátira, todo eso y más tiene cabida en las poco más de 100 páginas de texto. Al autor le interesa más el mensaje y el contenido de cada historia que la forma que la envuelve, con una absoluta libertad para, en cada caso, adoptar la más adecuada a su objetivo de penetrar como un ariete en la mente del lector.

    Frases cortas, intercaladas de aforismos y de quiebros dentro de un discurso expositivo en donde nada, y mucho menos el desenlace, ni está asegurado ni es previsible. Solamente, al llegar al final de cada capítulo, de cada poema, de cada diálogo, podemos relajarnos levemente, muy levemente, antes de seguir la lectura.

    La brevedad y variedad de lo que en cada caso se relata permiten esa polifonía, esa acomodación plural del tono, la extensión y la gramática cargada de licencias. Todo dentro de una hechura ajustada, medida y viva, desprovista de cualquier apriorismo y/o academicismo estilístico. No hay improvisación en ese caleidoscopio de colores, sino una simbiosis casi perfecta entre la morfología (el verbo concreto) y la función (lo imaginario). Si, acaso, una voluntad manifiesta de mostrarnos la humanidad en toda su desnudez y crudez (por emplear dos vocablos que riman con Malvadez), haciéndolo con una mirada cargada de eso que Antonio Machado entendía por amor, justicia y bondad (una mitad es envidia, y la otra no es caridad).

    Decir que la poesía es, dentro de la Literatura, lo que las Matemáticas son para la Arquitectura. Es en el arte poético donde cada palabra, cada acento, cada puntuación tiene una importancia capital, un valor ensimismado propio. Tal vez por eso, en esta sociedad actual en la que todo son prisas y deprisas, la poesía ha decaído. Demasiado esfuerzo, demasiado sentimiento, demasiado silencio para su lectura.

    El libro se beneficia de ese bagage poético de su autor, especialmente atento a aplicar, también a su prosa, el preciosismo miniaturista de los versos.

    Señalar que en los poemas del libro, la más íntima, Ordóñez se coloca frente al lector oyente en un monólogo expositivo directo cargado de registros y experiencias personales que plantea y describe mirándonos a los ojos, cara a cara, diciéndonos, por emplear su lenguaje coloquial: "Tío, esto es lo que hay".

    Por el contrario, en las narraciones en prosa, el autor se sitúa a nuestro lado, nos pasa cariñosamente la mano por el hombro e, invitándonos a observar el espectáculo del mundo, nos dice: "Veamos juntos lo que es la vida". Esa cordialidad (ahora se le llama complicidad) entre autor y lector no impide que, sistemáticamente, quedemos sobrecogidos por lo que se nos muestra. La muerte y la vida, con todo el abanico de pasiones que van y caben en la una y en la otra, tienen su asiento en la obra.

    Al principio he dicho que el libro es difícilmente clasificable. Solo se me ocurre un adjetivo que aplicarle. Si entendemos que la Literatura es emoción y trascendencia, que es creación, La Malvadez es Literatura en estado puro.

    No renuncio, para acabar esta reseña transcribir, en negro sobre blanco, un fragmento de una de los poemas:

    Tu voz.
    Tras penar y tras pensarte,
    tras amarte sin remedio,
    solo tengo tu voz.
    Lo demás... es un desierto.
    por José Vaccaro

    ¡BANG!
    (Relato escrito por Ramón Valls Bausá)

    ¿Qué es BANG? BANG es una onomatopeya utilizada en los cómics. Recuerdo aquellos que en mi infancia leía, algunos de ellos de vaqueros, como los de Roy Rogers, que cuando disparaba sus pistolas, leía BANG.

    Lo cierto es que no es BANG el sonido de un revólver al ser disparado, es otro sonido, un sonido que va acompañado de otros elementos, como el calor, el olor, la nube de pólvora que envuelve el cañón del arma disparada. Desconozco quién es el que se atribuye la autoría de la onomatopeya BANG, pero, onomatopeya o real, maldito sea el sonido del revólver al ser disparado.

    Todo empezó de la forma más insospechada. No esperaba nada de lo que ocurriría cuando me afeitaba, con esa cara estúpida que ponemos ante el espejo, que refleja esos cabellos desordenados, ese rostro aún soñoliento, esa barba hirsuta de veinticuatro horas, las legañas y otros aderezos de nuestro rostro reflejado, donde la derecha es la izquierda y viceversa, Recuerdo que escuché a Rebeca que me decía.

    —Sami, venga, espabila, que el desayuno está listo.

    Me llamo Samuel, pero Rebeca me llama Sami. Sabe que me molesta, pero lo hace cariñosamente, lo hace sonriente y acariciándome el rostro cuando puede. Para ella soy Sami, no Samuel, como en casa de mis padres me llaman todos, padres y hermanos. En cambio, mientras a ella la llaman en su casa Bequi, yo sigo llamándola Rebeca. La adoro.
    Sentado ante el humeante café me lo dijo:

    —Cariño. Ve al banco y saca algo de dinero para el fin de semana.

    Primavera es la mejor estación. La luz te alegra la vida, a lo que contribuye también esa temperatura moderada. Quizá a los alérgicos les moleste el polen, pero no es mi caso. Así que fui contento al banco, parecía no importarme nada el secar algo nuestros escasos ahorros antes de cobrar la nómina que volvería a engordarlos. El dinero está para eso, para gastarlo… Y si además, es con Rebeca con quien lo gasto, ¡mejor!

    Cuando entré en la sucursal no me percaté de la situación. Eva y Lorenzo, como siempre en su lugar. Tenían el rostro tenso y, al entrar yo, sus ojos coincidieron con los míos. El hombre al que atendía Eva estaba de espaldas a mí. A su lado había otro, derecho y semi girado que también me daba la espalda también. Parecía que mantenía a dos personas de rodillas, con la vista en el suelo y las manos en la cabeza.

    Aquellas personas me hicieron entender qué era lo que pasaba. Me había metido en un atraco. Lo malo no era haber entrado, lo malo fue cómo entré. Tengo la mala costumbre de colocarme la cartilla de nuestros ahorros, los de Rebeca y míos, en el bolsillo interior de la chaqueta. Por eso entré sonriente, con largas y rápidas zancadas y llevándome la mano al bolsillo para sacarla. Craso error.

    El tipo al que parecía atender Eva y Lorenzo se giró al escucharme llegar. Llevaba un revólver y me encañonó. Entendí la mirada crispada de Eva y Lorenzo y fue entonces cuando maldije la onomatopeya. No la leía, la escuchaba, la veía, la olía.

    La bala salió. ¿Quién le explicaría a Rebeca que BANG es mucho más que una onomatopeya? Yo no.

    RadioRADIO ATLANTIS, LA VOZ DE LOS NUEVOS AUTORES

    Nace Radio Atlantis, una iniciativa que surge del esfuerzo que venimos realizando por darle voz a una nueva generación de escritores.

    Ediciones Atlantis cree en el talento, el valor y la originalidad. Así, con Radio Atlantis, establecemos un espacio en el que los propios creadores puedan hablarnos sobre el proceso de desarrollo de su obra. Funciona como un canal de difusión y promoción que puedes escuhar online o bien descargarlo gratis en tu móvil.

    Escúchanos en: www.radioatlantis.es

    NOVEDADES

    Amortal

    Luis Velasco Augusto

    Silvia ha salido por la noche, y a diferencia de lo que acostumbra, no ha llamado a sus progenitores. Tras varios intentos por contactar con ella, Dani, les indica que alguien, usando el teléfono de la chica, le ha pedido que la Policía contacte con él. Poco después aparece el cadáver de Silvia, y es aquí donde el protagonista, Toribio, o Tor, como lo conoceremos, hace su aparición como el inspector de policía que en primera instancia se hace cargo del asesinato. Una serie de circunstancias le hacen pensar que tal vez no sea un crimen aislado. La investigación se pone en marcha en el entierro de la joven, después de que hayamos conocido más sobre Toribio, sus inquietudes, el porqué se hizo policía y su vida personal, así como la urgencia que se le quiere dar a la investigación y la presión social y política que comienza a generarse en torno suyo. En el tanatorio, Toribio y su compañero Grima hacen contacto con Dani, que casi automaticamente se convierte en sospechoso, y con Loli, la mejor amiga de la fallecida, a los que citan para prestar declaración más adelante. La llamada que el asesino pidió hacer a la Policia es realizada, teniendo que asumir Toribio todo el peso de esa llamada. Allí se les informa de que habrá más muertes en el futuro.

    Amortal nos invita a tomar parte en una investigación policial en la que asistimos, casi minuto a minuto y como espectadores de primera fila, al desarrollo de una trama que reúne distintos elementos clásicos que han hecho popular el género, sin faltar nuevos elementos que le proporcionan originalidad.

    Puedes adquirirlo pulsando aquí y en librerías.

    Un viaje con suerte

    Fuencisla Avial Sancho

    "Un viaje con suerte" comienza de forma casual. Una mujer está recogiendo los libros de su casa con vistas a realizar una mudanza y entre ellos encontrará una especie de diario sobre un viaje que realizó con una amiga hace ya varios años. Su descubrimiento hará que se desencadenen los recuerdos... Comienzan en Segovia, donde las dos compañeras, ante la previsión de tener un verano de lo más aburrido por delante, deciden marcharse a la Costa Azul haciendo auto-stop, sin decir nada a sus padres. La visita a unos parientes que viven en Huesca, es la coartada que emplearán para poder dejar sus casas sin levantar sospechas.

    "Un viaje con suerte" nos ofrece un ameno relato de viajes con ciertos tintes de "road movie", en un momento tan interesante como es el de la España de mediados de la década de los setenta del siglo pasado.

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    La torre de Jade

    Andrés B. Padilla

    Nos encontramos en Madrid, en un futuro próximo. Antonio es capitán del ejército. Tiene una extraña pesadilla en la que se ha desatado una guerra nuclear y alguien le habla de una torre de jade. Despierta sobresaltado, y Silvia, su mujer, lo tranquiliza. Las pesadillas de Antonio continuarán, y entonces recibe una llamada urgente del Estado Mayor: se ha producido una brecha en la seguridad relacionada con la custodia de unas cabezas nucleares. En la grabación de video del CCTV unos intrusos aparecen y desaparecen después, y así lo corrobora el satélite de alta tecnología. Todos los miembros del equipo de seguridad están desaparecidos, según los sensores.

    "La torre de Jade" conjuga diversos géneros aparentemente contradictorios entre sí, como pueden ser el technothriller, bélico, fantástico o romántico. A ello contribuye la desbocada imaginación del autor, que convierte la lectura de esta novela en un ejercicio refrescante por lo inesperado: la trama del libro es absolutamente impredecible.

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    El bosque primordial

    Ramón Mª Vadillo Carazo

    Ángel es un tipo que, harto de estar estresado tanto en lo laboral como en lo personal, decide preparar una mochila con algo de comida, unos mapas y cuatro objetos básicos, y marcharse a hacer una acampada en solitario. Mientras inicia su marcha se va librando del estrés, preguntándose por su soledad, cuando decide subir a un montecillo, desde el que divisa el maravilloso paisaje otoñal. Se siente pletórico con el aire puro, pero le desconcierta no localizar a lo lejos una población que recordaba del mapa. Cuando regresa al campamento y se da cuenta de que se ha perdido, no le da mayor importancia. Una aventura es una aventura… Entonces aparece el Ser.

    Mide unos doce centímetros de altura, es peludo en todo su cuerpo salvo en la cara, su cabello es blanco... Y además es telépata y educado. Pronto congenian y Ángel no se siente en absoluto intimidado ni atemorizado, le parece de lo más natural. Conocemos entonces a la familia del Ser, gracias a un pequeño árbol genealógico que incluye palabras como Anciano y Mujer, Anciano y Marido, Grandullón, hijos, hijas, etc. Así, nuestro protagonista decide quedarse a vivir una temporada con ellos, lo que da lugar a diversas digresiones sobre las guerras, el hambre, y la pésima gestión de planeta que hacemos los “humanos grandes”.

    La atmósfera que se persigue en todo momento “El bosque primordial” es la de una historia de hadas para adultos, semejantes a algunas que se pusieron de moda a finales del siglo XIX en Inglaterra y Escocia, con grandes cultivadores del género, como Conan Doyle. Un universo particular donde las hadas son criaturas prodigiosas pero no necesariamente infantilizantes ni inofensivas. Como los seres de esta novela, son capaces de amar, de sentir y de matar si es preciso.

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    El hombre occidental

    José Mª Luque Martín

    Un chico andaluz, Héctor, conoce a Helena. Entre sí se conocerán por “loco” y “gallega”. Él cae rendido a sus pies desde la primera vez que la contempla en la estación de ferrocarril de su pueblo. Finalmente, ella también se enamora, pero todo concluye con una apasionada noche de amor, justo antes de que ella se vuelva a su tierra. Se encontraba en Andalucía impartiendo unos cursillos dirigidos a la mujer.

    A partir de aquí, y a base de flashbacks y continuos saltos en el tiempo, asistimos al recorrido vital de la pareja por separado; sus anhelos, sus vacíos, su acontecer…

    En Helena encontramos a una mujer más práctica, con las ideas claras acerca de lo que quiere y no quiere en la vida, si bien, más adelante en la novela, veremos como todas estas convicciones, y como suele suceder, se tambalean. Antes de Héctor, “la gallega” estuvo relacionada con Jorge, amor casi adolescente, “puro” y “bello” (el mundo de las ideas de Platón, está muy presente en todo momento). También estuvo con Marco, con quien conoce el hastío y la monotonía, y se le plantean una serie de dudas vitales que todos conocemos. ¿Es ésta la vida que yo quiero? ¿No hay nada más que esto?

    En el personaje de Héctor conoceremos su profundo amor hacia la “gallega” y algunas anécdotas referentes a su trabajo. Su actitud ante la vida es más pasional, y sin embargo, menos activa.

    “El hombre occidental” es una obra ambiciosa, profunda, repleta de referencias a pensamientos filosóficos… todo ello enmarcado dentro de lo que resulta ser una historia de amor, o tal vez, de la vida misma.

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    Nuestro primer hombre

    María Genny Quiñones Angulo

    Mónica, o Perla, es una niña perseguida por la desgracia. Desde los primeros momentos de su vida, los hombres van a tener una horrible influencia sobre ella. Una desgracia que parece heredada de su abuela y de su madre. Su padre abandona a su madre por un joven que dejó el barrio y volvió habiendo cambiado de sexo. Tras el abandono, la madre se da al alcohol y los antidepresivos, para no volver a ser jamás la mujer risueña que fue. La abuela no tuvo mejor suerte con un marido mujeriego que no decía que no a nada, tanto que murió a manos de una de sus amantes.

    Mónica sufre la primera violación a manos de un inquilino de su abuela, un religioso de avanzada edad que no practica para nada la moral cristiana. Poco después, será el chófer quien abuse de esta niña de solo ocho años.

    Nuestro primer hombre es una historia de corazones rotos. Personas que ansían el amor y se encuentran con una vida repleta de egoísmo y pobreza, donde toda la inocencia que albergan los personajes es destrozada. El viaje de Mónica no va a acabar hasta que no sea capaz de romper con su destino, marcado por las mujeres que le preceden y por una belleza que es su mayor condena.

    Puedes adquirirlo pulsando aquí y en librerías.


    gracias a la editorial atlantis por la informacion.


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